Hoy quisiera tratar un tema diferente a los habituales del blog. Como podrás intuir por el título, no estamos aquí para hablar sobre alimentación. Al menos no de forma exclusiva. Hablaremos sobre divulgación científica.
¿Por qué divulgamos? Esta pregunta viene a mi mente en muchas ocasiones, y siempre que puedo intento reflexionar sobre ella.
A veces, uno mismo duda sobre si el esfuerzo diario por transmitir el conocimiento científico, y en definitiva el escepticismo ante cualquier información que se lee por Internet, sirve para algo. Si realmente aporta algún bien a nuestra sociedad. Aunque por desgracia, esto no es exclusivo de Internet. La sociedad no se libra de la pseudociencia ni siquiera en los medios de comunicación más tradicionales.

La divulgación científica no es un trabajo agradecido, de hecho para pocos podría considerarse un trabajo. Las horas y horas que uno dedica delante de la pantalla del ordenador y móvil no están pagadas. Es algo que se hace de forma vocacional, y en la mayoría de los casos no supone un beneficio económico. Si esperas entrar en el mundo de la divulgación científica para nadar entre billetes, búscate otro camino.
¿Qué es la divulgación científica?
Esta pregunta no es precisamente fácil de responder. Cada divulgador tendrá una versión adaptada a su campo, pero en definitiva todos compartimos un punto en común.
Divulgar es transmitir el conocimiento científico de forma fácil y accesible a todos los públicos. Muchas veces la “ciencia” es criticada por ser un campo muy elitista, un sitio donde sólo unos pocos pueden acceder y alcanzar ese conocimiento superior. Y lo cierto es que esto no debería ser así. La ciencia debe ser una herramienta al alcance de todas las personas sin importar su nivel económico o cultural.
Por qué divulgo yo
Para mí, divulgar es una responsabilidad. Esta idea ha ido cobrando fuerza en mi mente desde que me metí en este fregao. Al principio, mi blog era un pasatiempo. Un lugar en el que podía explorar mi creatividad redactando artículos y metiendo por medio tontás sin ninguna traba, ya que los límites los marcaba yo mismo. De hecho, si visitas mis primeros artículos verás cómo la línea entre humor-seriedad era bastante difusa. Y a día de hoy tampoco es que haya cambiado mucho la cosa, pero al menos me consuela pensar que he ido mejorando y aportando contenido útil a lo largo del tiempo.
Como os decía, comencé a divulgar por pura diversión. Sentía mucha curiosidad con respecto a todo lo que rodeaba este mundo divulgativo. Gracias a ello comencé a bucear en redes sociales y conocí a grandes comunicadores y profesionales sanitarios que a día de hoy sigo admirando, y con los que colaboro habitualmente en distintos medios de comunicación.
Sin embargo, con el paso del tiempo la divulgación científica se ha ido convirtiendo prácticamente en una obligación profesional para mí. Algo mucho más profundo. Sólo aquellos que diariamente dedican su tiempo a difundir conocimientos científicos, ya sea a través de posts, vídeos o podcasts sabrán de qué hablo. Porque no te engañes, somos 4 gatos contaos. Y por desgracia, eso no es suficiente para llegar a toda la población. Es muy complicado romper la brecha existente entre el público que está interesado en la ciencia y el que no lo está. Por eso creo que es muy importante aprovechar cualquier oportunidad que se nos presenta a los divulgadores para transmitir la ciencia en medios donde habitualmente no se hace. O dónde se hace poco y mal.
El divulgador José Luis Crespo, conocido por su canal de física Quantum Fracture en YouTube, habló sobre este pensamiento colectivo en una charla TEDx que te recomiendo enormemente ver.
Mucha gente piensa a día de hoy que la Tierra es plana, incluso hueca por dentro.
La pseudociencia
La alimentación, sobre todo, alberga un mundo lleno de pseudociencia y falsas creencias. Todo el mundo cree saberlo todo sobre las ciencias de la nutrición, y lo cierto es que ni siquiera los especialistas en este campo tenemos respuestas absolutas para ciertas cuestiones relacionadas con el ámbito alimentario. La pseudociencia siempre ha estado entre nosotros. Conviviendo de la mano con el pensamiento científico, ha logrado hacerse hueco en la vida de muchas personas desesperadas para las que la creencia y la fe han pasado a ser una prioridad en su filosofía de vida, por encima del pensamiento racional.
Parece que la pseudociencia ha cobrado bastante fuerza en los últimos años. Pero, ¿seguro que esto es así? Hace poco, Rocío Vidal, conocida en el mundo de la divulgación científica como La Gata de Schrödinger por su canal de YouTube, acudió al programa No Te Metas en Política, y defendió la siguiente postura: “realmente siempre hemos estado rodeados de pseudociencia, solo que ahora se ha potenciado con el auge de Internet y las redes sociales“.
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¿Quién debe divulgar?
Ya sea física, matemáticas, historia, ingeniería o nutrición cualquier rama del conocimiento merece ser contada de forma responsable y veraz. ¿Y quién está capacitado para divulgar? Este tema siempre es controvertido.
¿Puedes divulgar sobre física cuántica siendo licenciado en Bellas Artes? Como poder, podrías. Pero quizá esté un poco complicada la cosa. No por el hecho de haber estudiado Bellas Artes (dejaremos los cachondeos y rivalidades ciencias-letras para otro día), sino porque sería extraño que un estudiante de esta rama se sienta atraído por la física cuántica y haya despertado un interés tal que le haga estudiar e investigar por su cuenta en dicha materia. Igual que al revés. Pero oye, podría pasar.
Para mí, el principal factor que capacita a un divulgador no la formación en dicha materia concreta, el haber “estudiado la carrera” (aunque obviamente será una variable muy a tener en cuenta), sino el hecho de estar actualizado y bien informado sobre ese campo.
La divulgación científica sobre alimentación es muy complicada, porque los conocimientos en base a la evidencia científica son muy cambiantes a lo largo del tiempo. Dentro de la Tecnología Alimentaria esto sucede en menor grado. Los conocimientos que poseemos en dicha materia son menos variables, en mi opinión. Sabemos cómo funciona un pasteurizador o a qué temperatura óptima tiene lugar el crecimiento de mesófilos patógenos para evitar problemas de seguridad alimentaria. Y sí, estos conocimientos pueden ir actualizándose, pero raras veces supondrán un cambio de 360º en la concepción que se tenía hasta ese momento de una metodología concreta.
Sin embargo, si hablamos concretamente sobre nutrición el asunto es bien distinto. La nutrición humana es una rama de la ciencia en constante cambio y evolución. Lo que ayer era saludable hoy podría ser perjudicial, y viceversa. Esto no es algo que suceda en muchos ámbitos científicos. Cuando implicamos directamente a la salud en la ecuación, la cosa se vuelve más complicada. Por eso, de igual forma que conozco Dietistas-Nutricionistas referentes nacionales en su ámbito, también conozco a otros que están menos actualizados que un ordenador con Windows XP. Aquellos que no han superado todavía la mayoría de mitos alimentarios que intentamos derribar cada día mediante la divulgación científica. Y no sólo DN´s, sino médicos, enfermeros y otros profesionales de la rama sanitaria. También tecnólogos, por supuesto. Por otro lado, conozco a muchísimos TSD´s (Técnicos Superiores en Dietética) cuya divulgación científica, trabajo y compromiso por la ciencia da mil patadas al “trabajo” de divulgación científica que hacen muchos otros profesionales, cuando, si nos ponemos estrictos, su formación académica es menor a la de un DN.
Esto es un claro ejemplo de que no necesitas tener una carrera para ejercer una divulgación científica seria, responsable y fiable sobre una materia. Yo mismo, como bien sabéis soy Tecnólogo Alimentario, y como tal no tengo una formación universitaria específica en Nutrición y Dietética. Aún así gran parte de mi actividad divulgativa se centra en la Nutrición. Aunque bien es cierto que esto se debe a que Tecnología Alimentaria y Nutrición son dos disciplinas que van cogidas de la mano y son complementarias entre sí.
En definitiva, el campo de la alimentación es muy diferente al resto de áreas científicas. Cualquier persona se cree con la capacidad suficiente para hablar largo y tendido sobre nutrición, porque el hecho de alimentarse es algo que todos hacemos. Eso capacita que cada sujeto tenga una propia imagen mental de lo que es nutrirse “adecuadamente” porque la experiencia personal juega el papel protagonista en esta historia.
El “amimefuncionismo” es una falacia tan arraigada en la conciencia popular, y carente de todo fundamento científico, que nos hace cometer graves errores de comunicación científica. Pudiendo a veces desembocar en declaraciones tan irresponsables como esta.

Lo cierto es que cualquier persona tiene el potencial para divulgar sobre lo que quiera, pero considero que dentro de unos límites. Siempre estamos tentados a hablar sobre aquellos en lo que no somos especialistas. Quién esté libre de pecado que tire la primera piedra.
La experiencia es un grado. Aunque no de 4 años, sino de toda una vida. Estoy convencido de que en el futuro valoraré muchas opiniones que tengo actualmente y no estaré de acuerdo con ellas. Al fin y al cabo en eso consiste el aprendizaje, y en el mundo de la divulgación científica todavía mucho más.
Cuando colaboramos en los medios, a los divulgadores se nos etiqueta como “expertos”, un término que a mí no me gusta especialmente. La alimentación siempre está en constante cambio y evolución, como os decía. Lo que hoy es saludable puede que mañana no lo sea, por lo que me parece aventurado calificar a un profesional cómo experto en nutrición o dietética. Todos los días vamos descubriendo algo nuevo, y sería bastante incorrecto creer que ya lo sabemos todo. Personalmente, prefiero el término especialista. Pero para gustos los colores.
Ahora te toca a ti. Tanto si eres profesional de la alimentación como si no. Tanto si eres divulgador esporádico como ocasional. Tanto si divulgas en Internet como en tu entorno familiar. A ti, te pregunto, ¿por qué divulgas?.
Gracias por leerme,
Mario.
Que artículo más bueno. Opino igual que tú y ciertamente yo tb empecé a divulgar como hobbie y de momento hay estamos. Solo puntualizar que yo soy Técnico superior en dietética y no me siento por debajo de un D-N. Tenemos casi las mismas competencias . También soy tecnóloga alimentaria y eso creo que me ayuda a mejorar como divulgadora porque como bien dices son dos titulaciones totalmente complementarias. De todos modos enhorabuena por un artículo tan bien escrito
Muchas gracias por tu comentario, Tessa. Un saludo.
Hola, acabo de leer tu post y creo que tienes toda la razón, me alegra ver que hay gente que respeta la divulgación. A veces parece que decir cualquier cosa vale con tal de conseguir un titular llamativo, y hay que ser consciente de que todo lo que se dice desde la posición del divulgador va a afectar al consumo o forma de vida de la otra persona. Yo soy ingeniera agroalimentaria y creo que todos los del sector debemos remar en la misma dirección para que la nutrición deje de ir por modas o por “a mi me han dicho que esto es muy bueno compralo”. Enhorabuena por tu trabajo.
Muchas gracias por tu comentario, Celia, y por valorar el trabajo que hago.
Saludos 🙂