Nos encanta comer a todas horas. Disfrutamos consumiendo cantidades ingentes de alimentos cuál oso panda humanizado con sus platos de bambú, pero rara vez reflexionamos sobre los recipientes que contienen a nuestra estimable comida.
¿Vale cualquier envase para almacenar alimentos? ¿Puedo fabricarme mis propios platos con cartulina y un poco de pegamento en barra? Pues va a ser que no. Bueno, como poder, puedes. Pero no es la mejor idea del mundo. Sobre todo si vas a comerte una sopa.
¿Qué vas a encontrar en este artículo?
¿Cómo están regulados los envases para alimentos?
Todos los envases que se comercializan para contener alimentos deben cumplir una serie de reglas, no están ahí envolviendo los canelones del super por puro azar.
Concretamente, la legislación que se encarga de regular los materiales en contacto con alimentos, es el Reglamento 1935/2004 de la Unión Europea. Este texto nos dice, entre otras muchas cosas, cuáles son los requisitos que debe cumplir cualquier envase que vaya a contener alimentos.
Generalmente, los envases alimentarios:
- No deben representar un peligro para la salud humana. Estaría feo.
- Tampoco provocar modificaciones inaceptables de la composición de los alimentos. Solo faltaría.
- Ni tampoco provocar alteraciones de las características organolépticas de éstos. Menos mal.
Esta legislación también nos cuenta que, los envases para alimentos que en el momento de su venta todavía no estén en contacto con comida (véase tuppers, utensilios y menaje de cocina), deberán incluir la mención “para contacto con alimentos” o bien un símbolo inconfundible que verifique su uso como contenedor alimentario.
Esta representación gráfica corresponde a la mítica copa y tenedor que deben señalizarse en cualquier envase o utensilio que vaya a contactar con nuestra preciada comida. También parece haber sido dibujado por un niño de 5 años, todo sea dicho.

¿Cómo se asegura la industria de que un envase es apto?
Todos los materiales deben cumplir con ciertos protocolos y análisis periódicos que vienen marcados por la legislación vigente. Además, cada proveedor debe garantizar que sus envases cumplen con los niveles máximos de ciertas sustancias que posteriormente podrían pasar a nuestra comida. Esto hace que se intensifique el interés hacia diversas sustancias que son deben controlarse especialmente en relación a los envases para alimentos.
Algunas de estas sustancias potencialmente peligrosas para la salud son el formaldehído y melamina, aminas aromáticas primarias y los bisfenoles, todas ellos relacionados mayormante con materiales plásticos.
Pero calma, que no panda el cúnico. Estas sustancias son debidamente analizadas, y cuando se detectan niveles superiores a los permitidos se procede a la retirada del producto. Para eso tenemos la trazabilidad y el maravilloso sistema RASFF de alertas rápidas en el Unión Europea destinado a notificar cualquier tipo de fallo.
¿Debemos preocuparnos por estos envases?
Pues en principio no, ya que existen protocolos eficientes destinados a controlar los niveles máximos de estas sustancias. De lo contrario no estarían en el mercado.
Seguro que os sonará el bisfenol A, temido compuesto donde los haya a lo largo de los años. Probablemente, este componente sea el más famoso de todos los elementos analizados en migración de envases.
La historia del bisfenol A daría para otro artículo exclusivo, pero es importante saber que hoy en día su uso se ha reducido bastante en envases y utensilios cotidianos, principalmente por la mala fama que ha cosechado a lo largo de los años. Sobre todo si nos referimos al público pañalil, donde su uso fue prohibido por la Unión Europea de forma un tanto controvertida en biberones, chupetes y otros enseres infantiles en el año 2011.
Al margen de cuestiones legales, es importante vigilar a quién compramos y de qué forma, ya que no todo el mundo podría estar comercializando envases 100% seguros. En este sentido, es muy importante adquirir nuestros envases en proveedores de confianza y asegurarnos de que en los envases comercializados figuran los símbolos y menciones oportunas. Así que ya sabes: la copita y el tenedor son tus colegas del alma.
Este artículo de seguridad alimentaria ha sido patrocinado por MonoUso.es, tienda online de envases alimentarios.