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Seguro que ya lo sabes. Recientemente estamos viviendo un fenómeno social y tecnológico que está cambiando las reglas del juego en el mundo de la alimentación. Al menos un poquito. Cada vez encontramos más apps que escanean alimentos y analizan la composición nutricional de los diferentes productos que podemos encontrar en el supermercado.

Y es que el número de apps no para de crecer exponencialmente. Probablemente debido al gran interés por parte del consumidor en utilizar estas herramientas, algo que ha sido detectado y también generado a través de las redes sociales.

En el post de hoy abordamos este asunto a través de mi reciente colaboración con el medio Verne, de El País. A continuación os dejo con la entrevista que me realizó Laura Romerales sobre la actualidad de las apps que escanean alimentos.

 

¿Ha utilizado las aplicaciones Yuka y MyRealFood? ¿Qué primera impresión tuvo cuando las probó?

Sí, suelo estar bastante pendiente a este tipo de innovaciones en el campo de la alimentación. En general, mi impresión es positiva, ya que considero que estas apps pueden ser un arma muy poderosa para los consumidores a la hora de obtener una información mucho más accesible sobre ciertos productos.

Sin embargo, estas herramientas también pueden utilizarse de forma errónea, creando una sensación de necesidad absoluta donde dejemos de leer las etiquetas y solo hagamos caso a estas aplicaciones, entrando de alguna forma en un bucle de información sesgada. Como pasa en otros ámbitos, una herramienta con mucho potencial puede utilizarse correctamente, pero también de forma equívoca.

 

¿Qué opina del sistema de evaluación de Yuka, cuya valoración se basa en un 60% del Nutriscore, un 30% de la presencia de aditivos y un 10% en si cumple con la normativa eco?

Yuka es una de las apps más completas que hay ahora mismo, tanto por su contenido como por su amplia distribución. Mi opinión sobre el sistema Nutriscore es positiva, aunque aún queda mucho por mejorar. Sin embargo, basar la calificación de un producto en los aditivos que contiene es un error garrafal. Todos los aditivos son seguros en las dosis suministradas, y no tiene ningún sentido científico seguir promoviendo a estas alturas el miedo hacia los aditivos. Los productos que contienen muchos aditivos no son insanos por estos, sino por la pobre calidad nutricional de las materias primas que contienen.

Por otro lado, la aceptación de que un producto ecológico es más saludable por definición que uno convencional también es un fallo tremendo. No hay evidencia científica de que los alimentos ecológicos sean mejores.

 

¿Y del sistema de evaluación de MyRealFood, basado en la clasificación Nova a la que se incorporan matices de sus dietistas?

Este sistema de evaluación, a priori, me gusta más. La corriente de alimentación Realfooding ha conseguido enganchar a un estilo de vida saludable a muchísimas personas.

Sin embargo, a pesar de que la clasificación alimentaria en base al grado de procesado tiene base científica, este sistema puede crear algunas confusiones en el consumidor, ya que se tiende a despreciar inicialmente a todos los productos industriales en pos de alabar lo que ellos llaman “comida real”, que no dejan de ser productos frescos y saludables.

También se promueve quimiofobia, o miedo a los aditivos, tratando de clasificar algunos de ellos como “controvertidos”. No me gusta esta palabra, ya que se da a entender cierto peligro que realmente no existe al consumirlos.

 

¿Cree que estas aplicaciones son una buena manera de dar instrumentos a la gente para que sea más consciente de cómo alimentarse mejor?

Sin lugar a dudas. En mi opinión, cualquier avance tecnológico o herramienta que permita a la población estar cada vez más informada es positivo, y también necesario.

La posibilidad de acceder en la palma de tu mano a cientos de etiquetas alimentarias a la vez, y poder compararlas entre sí, supone una ventaja abismal frente a la compra tradicional.

 

¿Qué opina de los comentarios que mucha gente vierte en redes afirmando que estas aplicaciones crean alarmismo entre la población?

Que tienen parte de razón. Existe una porción de la información que están dando en estas apps que es incorrecta desde el punto de vista científico, como comentaba en el caso de los aditivos. Sin embargo, personalmente tengo una visión más bien optimista respecto al tema. Me parece que lo positivo que nos aportan estas herramientas sobrepasa a la parte negativa. No podemos dinamitar una herramienta que puede ayudar a mejorar los hábitos alimentarios de muchas personas de buenas a primeras. Estamos en el siglo XXI, y algunas personas deben aceptar que el flujo de información y la forma que tenemos de comunicarnos entre nosotros y con nuestro entorno ya no es la misma que hace unos años.

La información errónea, así como la manera de comunicarla al usuario, debe ser mejorada y trabajada en base a la evidencia científica. Creo que es muy positivo para estas aplicaciones rodearse de profesionales sanitarios que asesoren adecuadamente los contenidos, tal y como ya están haciendo algunas de ellas.

 

 

Puedes leer al completo el artículo de Laura Romerales

en el que colaboro haciendo clic aquí, para Verne de El País

 

 

Muchas gracias por leerme.

Mario.

1 COMENTARIO

  1. Interesante artículo sobre un tema muy actual y que no ha hecho más que debutar en el mundo de la alimentación y de la búsqueda de un modo saludable de elección alimentaria.

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