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Hoy ha saltado a los medios de comunicación una noticia esperanzadora para los defensores de los alimentos. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea se ha pronunciado por primera vez ante un caso de publicidad engañosa en productos y bebidas vegetales, un sector bastante concurrido en cuanto al uso de términos exclusivos de alimentos de origen animal como “leche”, “mantequilla”, “yogur” o “queso”.

Esta noticia afecta a algunos productos derivados de cereales, frutos secos u otros alimentos que han cobrado bastante fama en los últimos tiempos y que siempre han sido denominados erróneamente bajo el sobrenombre de “leches”, como por ejemplo las de soja o de almendra. En otra ocasión hablaremos de sus “cualidades” nutricionales, y el por qué son incomparables desde un punto de vista nutricional con la leche, dejando a un lado los estilos de vida y opciones dietéticas basadas en cuestiones extra-nutritivas.

Ya era hora de que la Unión Europea tomara cartas en este asunto, era algo que los nutrifrikis llevábamos demandando durante años. Llamar leche a algo que no es leche tiene menos sentido que llamar papá a ese hombre que recoge a tu madre los sábados por la noche en su descapotable.

A pesar de ser obligatorio denominar estos productos en su etiquetado como “bebidas vegetales a base de”, podemos encontrarnos con bastante normalidad que la publicidad esquiva lo legal, haciendo entender al consumidor cosas que son totalmente falsas, lo cual está penado bajo la ley. Esto se produce frecuentemente en la parte frontal de los envases, con denominaciones, calificativos o alegaciones saludables de dudosa veracidad. Por suerte las alegaciones saludables se encuentran reguladas según los Health Claims de la EFSA, pero otros muchos casos merecen ser vigilados con lupa.

*Imágenes de estonoescomida.com

Aquí tenemos leche de almendras con un 2% de almendras, sin comentarios… Podéis leer más en esta publicación de @all_nutrition_

*El caso de la leche de almendras es una excepción en nuestro país, ya que sí está permitido llamarse así por tratarse de un producto que con el tiempo ha sido reconocido popularmente en nuestra cultura, como bien explica Gominolas de Petróleo en esta publicación de Facebook. Otra cosa es que se permita llamar leche de almendras a productos que tienen más de agua del grifo que de almendra. En fin, pero esto es otro tema… la legislación ya sabemos como funciona.

Pero vayamos al caso lechoso

La sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea proviene de una denuncia de un organismo alemán que lucha contra la competencia desleal en el etiquetado de los productos alimenticios (olé vosotros) contra una empresa privada llamada Tofutown, que comercializaba productos vegetarianos bajo nombres como “mantequilla de tofu” y similares, concurriendo en una vulneración de los reglamentos de la Unión Europea para tales casos. Ante esta disputa el Tribunal de Justicia falló a favor del organismo alemán, sentenciando que:

En principio, los productos puramente vegetales no pueden comercializarse con denominaciones tales como «leche», «nata», «mantequilla», «queso» o «yogur», reservadas por el Derecho de la Unión Europea a los productos de origen animal.

La empresa Tofutown se defendió alegando que las percepciones de los consumidores ante estas declaraciones han cambiado durante los últimos años. Parece que este último recurso defensor no fue suficiente ante la Unión Europea, ya que se lo pasaron por el forro de sus mini Babybels.

¿Y a mi qué?

Esta noticia debería interesarte muchísimo más que el nuevo novio de Kim Kardashian por su importante significado. Podría sentar un precedente ante el etiquetado de estos productos, los cuales generalmente causan una tremenda confusión en el consumidor.

Leche sólo hay una y no hay más historia. No tiene ningún sentido llamar leche a un producto elaborado con agua, azúcar y un irrisorio porcentaje de almendra o soja. Las cosas por su nombre, como diría un funcionario en el registro de nombres de recién nacidos.

A partir de ahora nos encontraremos con un nuevo panorama en el supermercado donde estos productos estarán en el punto de mira. Más les vale a las empresas alimentarias adaptar sus envases y etiquetas a lo que marca la legalidad si no quieren quedarse fuera de juego.

Enlaces de interés, te quiero Andrés.

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